
Cuando llega el momento de terminar la terapia, muchas personas prefieren ir desapareciendo poco a poco en vez de hablar directamente. Puede parecer más simple dejar de asistir y evitar el momento incómodo. Sin embargo, esta desaparición gradual puede afectar más tu progreso que a tu terapeuta. Cancelar citas sin cerrar puede dejar temas sin resolver y frenar tu crecimiento personal.
Si alguna vez te ha intimidado hablar con alguien que te ha acompañado en tu proceso más íntimo, no estás sola. Es común evitar conversaciones difíciles, sobre todo con un profesional que ha visto tus momentos más vulnerables. Pero cerrar esta etapa adecuadamente es fundamental para tu tranquilidad y para aprovechar al máximo la experiencia terapéutica.

Las primeras sesiones pueden sentirse confusas o como si no lograran mucho, especialmente si esperas cambios rápidos. Los expertos recomiendan continuar al menos seis a ocho sesiones para observar beneficios duraderos. Este tiempo te permite superar las conversaciones superficiales y crear un vínculo de confianza para abrirte sinceramente.
En esos encuentros iniciales, te estás acostumbrando al proceso y sentando bases para la vulnerabilidad. El cambio suele ser interno y pausado, por lo que no siempre notarás transformaciones drásticas al instante. Por eso es importante tener paciencia y reconocer que el crecimiento a veces pasa desapercibido porque se vuelve parte de tu día a día.

¿Cómo saber si la terapia te está ayudando realmente? Hay indicios sutiles como mayor claridad sobre tus retos, mejor manejo emocional y relaciones más saludables. Puede que algunos patrones que antes te afectaban ya no lo hagan, o que cambies la forma en que te ves a ti misma y a los demás.
Por otro lado, si tras unas ocho sesiones sientes que sigues estancada, con conflicto interno o dificultades en el trabajo o tus relaciones, puede ser que esta terapia no sea la adecuada para ti. También es importante que sientas conexión y comprensión con tu terapeuta, sin esto la terapia pierde efectividad.
Si te encuentras en esta situación, está bien buscar otro terapeuta que se ajuste mejor a tus necesidades y personalidad. Reconocer cuándo avanzar es un paso positivo y saludable en tu camino hacia el bienestar.
Recibe los últimos consejos de salud para mujeres, asesoramiento de bienestar e insights de expertos directamente en tu bandeja de entrada.
Respetamos tu privacidad. Cancela la suscripción en cualquier momento.

No desaparezcas sin explicaciones. Dejar a tu terapeuta sin saber tus motivos limita la posibilidad de que te recomiende a alguien más adecuado. Ser honesta acerca de lo que sientes respecto a la terapia y lo que no funciona facilita una transición sin tropiezos y con apoyo continuo.
Si optas por buscar un nuevo terapeuta, recursos como el directorio en línea de Psychology Today son muy útiles. Puedes filtrar según preocupaciones, métodos, ubicación, género, y seguro médico. Revisar perfiles con calma te ayuda a encontrar al terapeuta que mejor encaje antes de comprometerte.
También es recomendable entrevistar a varios profesionales antes de decidir. Muchas consultas iniciales son gratuitas; aprovéchalas para conocer distintos enfoques y personalidades. Recuerda que el terapeuta conocerá toda tu historia, así que es importante que te sientas cómoda y en confianza.
Buscar y seleccionar un terapeuta no es un proceso rígido, sino algo que merece paciencia. Cambiar de terapeuta cuando no funciona es un acto de valentía y cuidado propio que impulsa tu crecimiento y bienestar.
Aún no hay comentarios. ¡Sé el primero en compartir tus pensamientos!